Temía ir a la escuela. Por las mañanas se hacía el remolón y se quejaba de tener fiebre en un intento de engañar a la madre y evitar el martirio. El aspecto esmirriado que le caracterizaba era la causa del ridículo al que le sometían algunos compañeros. Las burlas, la exclusión y el maltrato fueron un suceso constante. Ningún maestro se dio cuenta. El empeño del chico en disimular el acoso tampoco ayudó a que lo descubrieran.
Toda la clase consentía la humillación, unos participando, otros callando, y los demás apartando la vista; estos últimos haciéndose cómplices en el silencio o en la mirada esquiva. Hasta que un día una niña conmovida decidió cogerlo de la mano. Él, por primera vez, se sintió valioso, y una sonrisa inmensa asomó a sus labios. Luego posó un beso en su mejilla en señal de gratitud y le dio un abrazo.
Ella caminó a su lado con el coraje reflejado en los ojos, orgullosa de su nuevo amigo, advirtiendo en su actitud que no permitiría aquel hostigamiento. Entonces los ciegos vieron y los mudos hablaron: «¡Basta ya!».
Pilar González.
32 comentarios en “Un poco de coraje”
Hermoso y valiente gesto el de esa niña que todos deberíamos imitar en nuestro día a día.
Un abrazo, Pilar.
Sí, Ana, si todos la imitásemos el mundo sería un lugar mejor. Gracias por tu comentario y otro abrazo para ti.
Gracias, jeanivesthibauth, por comentar. Un abrazo.
Gran lección la que nos nuestras hoy con tu relato. Ojalá se solucionara todo con un poco de coraje.
Suerte en el tintero.
Un abrazo.
Pocas palabras, pero suficientes. Con el coraje a veces sucede lo mismo, un poco es suficiente.
Lástima que escasee en nuestra sociedad.
Un abrazo
Gracias, David, por dejar tu comentario. Otro abrazo para ti.
Muy bueno, divina la nena , Suerte
Ana María Caillet Bois
Gracias, Ana María, por comentar. Un abrazo.
Hola, Pilar. Creo que, por naturaleza, los niños no son así, sino que es una conducta aprendida. Hay que alentar a los niños a ser más empáticos y menos crueles y la mejor manera de enseñárselo es verlo en sus modelos, sus padres.
Muy bonito y esperanzador micro.
¡Suerte en el Tintero!
Muchas gracias, Alma, por visitar mi blog y comentar. Nos vemos en el Tintero. Un abrazo.
Un texto precioso, Pilar, en el que con muy pocas palabras escribes una gran lección para todos. Me llena de ternura y también de orgullo la actitud de tu pequeña heroína. Ojalá hubiera muchas como ella y los efectos de su acción de hicieran contagiosos.
¡Un abrazo y mucha suerte en el concurso!
Yo también me sumo a tu deseo, Julia, de que existan muchas niñas como ella. Gracias por tu bonito comentario.
Qué triste que pasen estas cosas y el sufrimiento que provocan, afortunadamente este niño encontró a esa chiquilla valiente, que fue capaz de decir basta y estar a su lado. Es tan importante encontrar quien nos valore.
Tierno tu relato, suerte en el concurso.
Saludos
Sí, ante estas situaciones no podemos quedarnos impasibles. Gracias Conxita, por tu deseo y por comentar. Un abrazo.
¡Precioso micro! Reflejada en él una triste realidad, el acoso. En este caso un final reconfortante y esperanzador.. El valor y el cariño de la niña un ejemplo. La imagen una belleza. Un abrazo Pilar.
Sí, Mirta, por desgracia es una realidad que se repite con frecuencia. Ojalá hubiese muchas niñas como la protagonista. Gracias por comentar. Un abrazo.
Un relato que habla de una realidad vieja, la crueldad ejercida por niños. Por suerte siempre existe la bondad del que da la mano y ayuda a afrontarlo. Al menos ahora ya se empieza a cuestionar y censurar ese comportamiento, demasiado tiempo considerado «cosas de niños».
Bien traído el tema, Pilar. Con sensibilidad y coraje.
Suerte en el concurso. Un saludo
La sensibilidad y el coraje siempre son necesarios frente a la injusticia. Gracias por comentar, Carmen, y por tu deseo. Un abrazo.
Hola, Pilar. Corto pero contundente alegato contra la injusticia del acoso al diferente, o simplemente al otro. Impactante su frase final: «Entonces los ciegos vieron y los mudos hablaron: «¡Basta ya!»». Enhorabuena.
Te deseo mucha suerte en el «Tintero».
Un abrazo.
Gracias Patxi, por visitar mi blog y comentar. Otro abrazo para ti.
Hola, Pilar
Que hermoso y tierno relato. Me gusto mucho la empatía de la preciosa chiquilla, es adorable. Suerte en el concurso.
Saludo
Gracias, Yeskan, por visitar mi blog y comentar. Un abrazo.
Qué niña tan valiente y bonita. Es desde pequeños que forjamos los caracteres.
Suerte en el concurso, Pilar.
Un beso
Sí, Chelo, forjamos el carácter en la infancia, pero la valentía es algo que podemos alcanzar a cualquier edad. Gracias por comentar. Un abrazo.
Gracias, Pilar, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!!
Gracias a ti, David, por organizar este concurso tan fantástico y por tu deseo.
Un abrazo.
De estos testimonios y denuncias, hace mucha falta. Un fuerte abrazo Piral
Gracias, Vivian, por visitar mi blog y dejar tu comentario.Otro abrazo para ti.
Un relato de denuncia donde los que no ven, dejan que pase. Pero esta niña con su abrazo ha hecho que el niño se sienta bien. ¡Suerte en el concurso! Un abrazo.
Gracias, Mamen, por visitar mi blog y comentar. Un abrazo también para ti.
Si, a veces necesitamos un poco de ayuda para que las situaciones cambien. Muchas gracias, Mariloli, por visitar mi blog y comentar. Un abrazo.
¡Me ha encantado! Siempre es bueno encontrar una mano amiga.Un cordial saludo